28/03/2024

Cactus: arco iris de flores y espinas

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Hola amigos y aficionados a los cactus buscando por la red encontré este trabajo publicado en el diario “www.lavoz.com.ar“, me parece buen trabajo y define muy bien lo que es una planta suculenta, por eso lo publico aquí para que lo podáis leer y comentar libremente sobre el, espero que os guste como a mi me a gustado. Saludos para Argentina.

Sus formas y tamaños varían según la especie; pueden medir hasta 15 metros o un minúsculo medio centímetro.

Con el nombre de suculentas se define a todas las plantas que presentan tejidos en sus hojas o ramas, en las cuales se acumula agua. La palabra suculencia deriva del latín succus , que significa savia o jugo.

Las suculentas son xerofitas, es decir, capaces de resistir la sequedad o condiciones donde la absorción de agua es muy difícil.

Los cactus son suculentas pertenecientes a la familia cactaceae , que se divide en subfamilias, tribus y subtribus.

Como referencia histórica conviene mencionar que cuando África y América estaban unidas, hace más de 100 millones de años, las cactáceas seguramente no existían porque, de lo contrario, se hubieran originado también en África.

Como se sabe, son exclusivamente americanas, con excepción de algunas especies de Rhipsalis, que tienen su origen al centro y este de este último continente. Se estima que empezaron hace unos 60 millones de años, quizá en el centro de las Américas.

Esos cactus primitivos eran plantas similares a las demás, de tronco no suculento sino leñoso, con hojas grandes, con pocas o ninguna espina, que fueron evolucionando y adaptándose a las áreas secas.

Para el hombre moderno, la historia de los cactus se remonta al descubrimiento de América por Cristóbal Colón. La atracción por ellos se originó en Inglaterra, difundiéndose en Francia a fines del siglo XVIII y de allí a Alemania en el siglo XIX, pasando posteriormente a los Estados Unidos.

Se estima que la familia cactácea está constituida por alrededor de 200 géneros y aproximadamente 2.500 especies. En nuestro país se encuentran 36 géneros con alrededor de 300 especies. Su forma y tamaño varía según la especie y va desde la Carnegiea gigantea (Arizona), con forma de árbol o candelabro, que puede medir hasta 15 metros, hasta la minúscula Blossfeldia liliputana , que mide apenas medio centímetro al alcanzar la madurez floral y crece en los desfiladeros del norte de la Argentina y sur de Bolivia. Sus flores son de color blanco.

Variedades cordobesas. Dentro de la familia de las cactáceas, según describe el ingeniero agrónomo Sergio García, la Argentina es un lugar privilegiado en el mundo por la abundancia de representantes.

A su vez Córdoba, por su condición mediterránea, por la presencia de montañas y por tener eco regiones muy diversas, presenta una significativa variedad. Entre ellas se destaca el Género Gymnocalycium . Este grupo tiene la magia de atrapar a un importante número de aficionados, tanto en el país como en otras partes del mundo.

Prueba de ello son algunos casos de coleccionistas europeos, que por lo exótico que les resulta este género dedican su tiempo a investigarlas y a generar información que muchas veces los residentes locales, por vivir en el “paraíso de las gymnos”, no tienen muy en cuenta.

Este género, típicamente sudamericano, incluye aproximadamente 60 especies distribuidas en Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Brasil. En esta distribución, la Argentina se destaca por tener entre 40 y 50 representantes del grupo; en la provincia de Córdoba crecen más del 50 por ciento de ellas. El aspecto que las caracteriza es su forma globular, con amplia variación en el tamaño, disposición y color de sus espinas; raíces superficiales o profundas y de reserva.

Como ornamentales se destacan por la diversidad de estos caracteres y por la belleza de sus flores que van normalmente del blanco al rosa intenso, encontrándose en las sierras grandes una de las muy pocas Gymnocalycium de flores amarillas como es el caso de G. andreae.

Estas fascinantes plantas pueden presentarse en forma aislada o formando “nidos”, en ambos cordones montañosos de la provincia, en zonas llanas, con suelos rocosos y en otros casos sueltos, incluso en las zonas de salinas del norte provincial.

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